Se dice que para los bebedores de vino no hay peor ofensa que ofrecerles agua. Y quienes tienen paladar para gustar de un buen tinto, mezclarlo con agua (con o sin gas) es un sacrilegio.
Talvez algo de eso puedan argumentar los de Independiente-Rivadavia, equipo de la viñatera Mendoza, conocida como la “Tierra del sol y del buen vino”. Santa Fe les obsequió de entrada una muestra de su versión propia del Diluvio Universal. Los equipos fueron recibidos a baldazos celestiales y antes de que se acostumbraran a jugar empapados ya Donnet los había convidado con un pepino.
Por si eso fuera poco, como se enojaron y comenzaron a jugar sucio, pronto se quedaron con un hombre menos por expulsión; y trascartón, Pratto les marcó un golazo.
Si los mendocinos pensaban mejorar en el 2º tiempo nunca se sabrá, porque el cielo les dijo ¡Mal rayo los parta! Y de verdad, cayó un rayo tan cerca de la cancha que los jugadores huyeron asustados hacia los vestuarios mientras el estadio quedaba por un rato a oscuras. Pero la luiz volvió y continuó el juego.
Ya con el partido en sus manos, Unión manejó el balón y hasta Saucedo se acordó de hacer una de las suyas, metiendo un gol desde lejos como despedida para la visita.
Un diario porteño destacó en sus titulares que Quilmes había ganado y ya era escolta de los sanjuaninos. Y de Unión, apenas decía, en un rinconcito, que había ganado con un rayo en medio del partido.
Pero no importa. A cerveceros, los de Quilmes no nos van a ganar. En Santa Fe sabemos mucho de cerveza, aunque tampoco nos olvidamos del buen vino. Y si no, que lo digan los mendocinos.
Ahora nos espera Comodoro Rivadavia, “la capital del viento” ¿Podremos contra eso? Puede el que cree que puede, dice el refrán. Ojalá Unión quiera y pueda.
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