UN TROPEZÓN… ¿ES CAÍDA?


 24/9/10. Unión; 0. Patronato 2.
En los amistosos previos nos habían ganado, los paranaenses. Y no habían empezado el torneo del todo mal; pero acababan de caer en su cancha y todos pensábamos que se habían desinflado.
Unión, en cambio, venía levantando y mostrando que podía ganar como visitante y apabullar como local. Era lógico, entonces, que el optimismo volviera a la hinchada unionista y que la gente fuera a la cancha esperando salir satisfechos por un triunfo cómodo, que algunos imaginaban amplio.
Con ese panorama, nos preparamos para una jornada triunfal. La derrota parecía cosa del pasado: algo superado, que no entraba en nuestros cálculos. Y fuimos con los corazones abiertos, desprotegidos de la coraza antia-amarguras que, por las dudas, veníamos llevando en los últimos tiempos. Por las dudas… ¿Vio?
Y… ¡Zas! ¡Perdimos! Y contra un equipo mezquino, que se dedicó a aguantar el chubasco y mandar, en los descuidos tatengues, estocadas a fondo.
Tras la bronca, la desazón, las imprecaciones contra la mala suerte, o contra cualquiera que pasara por nuestra cabeza.  Buscábamos una razón lógica pero el fútbol no la tiene. Su veredicto es lapidario: gana quien hace más goles. Todo lo demás es teórico.
Dice Serrat: “Nunca es triste la verdad; lo que no tiene es remedio”. Pero no, amigos; en estos casos, la verdad es triste; o, mejor dicho, la tristeza es nuestra respuesta a una verdad no deseada.
Sin embargo tiene remedio, porque se perdió una batalla, no la guerra. Claro que si perdemos muchas batallas también perderemos la guerra; que, traducido al lenguaje futbolístico es: “Si perdemos muchos partidos también perdemos el campeonato”.
¡Bueno! ¡Basta de lamentos! ¿A qué llorar sobre la leche derramada? Así sólo nos amargaremos más. Es mejor animarse. Sacar a relucir nuestro espíritu optimista ¿Quién dijo que no volveremos a triunfar?
¡Los jugadores tienen ganas! Ponen, “se rompen todos”, corren, van y vienen. Sólo hay que recuperar la calma, pensar un poco y no enloquecerse. La desesperación no sirve. En los malos momentos es cuando hace falta cordura.
Hay que aprender de los errores: reconocerlos y corregirlos. No jugamos contra el Barcelona español ni contra el Manchester United. No podemos modificar la calidad de los malos arbitrajes (como el que acabamos de sufrir), pero jugando mejor eso se atenúa bastante. Los demás equipos también tienen jornadas aciagas. Y falta mucho.
Creo que hay con qué. A no perder la esperanza.
El Giorgio

0 comentarios:

Publicar un comentario