El Uruguay no es un río…

19 /3/ 11: Unión 1, Atlético Tucumán
         Faltaban varias horas para que comenzara el cotejo, y ya en muchas calles de Santa Fe resonaban cánticos, bocinazos, y  bombas de estruendo. El concierto se iba acentuando al paso del tiempo, y más a medida que las barras se acercaban al 15 de abril. Columnas de hinchas llegaban por distintas vías hasta colmar el estadio. Y allí, en las tribunas vestidas de rojo y blanco, siguieron cantando. El aire límpido de la tarde otoñal, impregnado de cánticos, extendió el auditorio a muchas cuadras del estadio.
Reinaba el optimismo, aunque el compromiso que se avecinaba era difícil. Pero las hinchadas son así: perder nunca entra en sus cálculos. Cantan por adelantado porque siempre van a ver ganar a su equipo. Talvez por eso las derrotas duelen tanto: los toma con la guardia baja; les rompe una ilusión. Pero éste -por suerte- no fue el caso.
Los tucumanos tienen un buen equipo, manejan bien el balón y vinieron a ganar jugando, no “matando”; más allá de algunas brusquedades. Y sabemos que un equipo que juega bien (en este caso Unión) se desempeña mejor frente a quienes tratan de hacer lo mismo, que ante aquellos que pisan la cancha con todo un repertorio de ilícitos para no dejar jugar. El público agradecido.
Y Unión entró con todas las luces: ya antes del minuto Quiroga cabeceó un centro pasado desde el segundo palo al primero y por poco no abrió el marcador;  Por la derecha, Montero era imparable; Vidal y el “Fantástico” se adueñaron del medio campo y parecía que la cosa iba a ser fácil. Error: cuando los “tucu” se repusieron mostraron que podían jugarle al Tate de igual a igual.
Se fueron al descanso con un cero a cero injusto, porque Unión había estado más cerca de marcar; pero no pudo concretar. Como ya parece ser costumbre, el árbitro fue demasiado permisivo, a veces casi “paternalista”; permitió infracciones descalificadoras y hasta pasó por alto una “mano” evidentemente intencional de un jugador del Atlético ante un “sombrerito” que le ponía Rosales. Era para tarjeta y no la hubo ¿Por qué siempre se cobran esas infracciones y aquí no? Después se quejan de los desbordes de las tribunas, pero hay arbitrajes que los fomentan.
Vino el segundo tiempo. Unión salió decidido a ganar: por la izquierda, Vidal, Rosales, Velázquez y hasta el “Changuito” Cárdenas, gambeteaban, triangulaban, “cuadrangulaban”, etc. Un lujo, como se dice ahora. Y en una de esas, Vidal, Rosales de “taquito”, Vidal, Rosales, centro pasado y, cuando Quiroga se relamía ante la inminencia de su cabezazo, apareció la pelada insigne del uruguayo Correa y la puso en el ángulo bajo del segundo palo. Hubo una estéril “volada” del arquero y ¡Gol, cará…mba!
¡Estalló el estadio! Diría Crítica TV. ¡Abrió el marcador” (Un relator “culto”) ¡Gooooooooooool! (Los relatores santafesinos, pero con muchas más “o”) ¡U-ru-gua-yo! Aclamaban los hinchas.  ¡Aaaaah! Se descargaron los tensos.
De allí en más, la cosa se puso seria. De ida y vuelta, porque el rival tiene buenos jugadores. Pero la defensa tatengue era una muralla. Digo yo: ¿Cuándo le van a hacer un monumento a Vidal? Claro, si lo hacen en el medio campo, un monumento tan grande como él merece, sería un obstáculo para el juego. Bueno, pensándolo bien, él es su propio monumento: por allí no pasa nadie. ¿Y Avendaño? Otro murallón ¿Y el “Changuito Cárdenas?... ¿Y el “Fantástico Pérez? ¿Y el “Pelado” Correa? Bueno… digamos TODOS. Porque si siguen jugando así… se vislumbra algo muy lindo.
¿Recuerdan aquella canción?: El Uruguay no es un río / Es un cielo azul que viaja… Bueno,   propongo agregarle otra estrofa: El uruguayo es un tipo / Que arremete con fiereza / Y la mete de cabeza / Pa’ que gane nuestro equipo.  A propósito: ¿Habrá un gen uruguayo? ¿Por qué casi todos los jugadores de esa nacionalidad tienen tanta fibra? ¡Me cacho!, dijo Manolito. ¡Que lo parió, sentenció “el Mendieta”.
Acabamos de ganar -merecidamente- dos de los partidos más difíciles. Esta vez, ante uno de los mejores equipos de la categoría. ¿Por qué no seguir soñando?
El Giorgio 

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