Cuando escuchó que Armani iba estar en la cancha de Tiro Federal, en el partido contra Unión, a ella se le iluminó el rostro. Pensó que se trataba del celebérrimo modisto italiano Giorgio Armani. Grande fue su decepción cuando descubrió que el Armani en cuestión era el Nº 9 de Tiro Federal, un tipo alto que jugaba con una vincha negra en la cabeza y camiseta rosada.
Diego Armani es el máximo artillero del equipo rosarino (convirtió 7 goles en este campeonato) y aparecía como la amenaza más seria para el arco de Limia. Pero hoy no “mojó”. Como tampoco lo hicieron sus compañeros de equipo, en gran parte por la amurallada defensa tatengue y en algunas ocasiones por la horrible puntería que hoy lucieron los del barrio Lu dueña. Limia no tuvo que realizar ninguna atajada espectacular.
En el primer tiempo Unión parecía desconocido. Jugaba igual que su adversario: a los pelotazos, sin llegadas importantes, pese a los esfuerzos del “Pichi” Rosales, del Fantástico Pérez, Quiroga y Montero, por nombrar a algunos. Recién a los 38 minutos llegó el primer remate unionista sobre el arco del “Tigre” rosarino, cuando Quiroga cabeceó desviado un centro de Montero.
La pelota iba y volvía por elevación, sin que apareciera el buen juego asociado por parte de ninguno de los contendientes. Hasta que un rechazo largo que fue a parar a los pies del “Lu ngo” tatengue, que esta vez no perdonó: Eludió a su marcador y al arquero para -después de trastabillar, rematar al centro del arco desguarnecido y abrir así el marcador. 1 a 0, por Matías Quiroga.
Y pocos minutos después, ya agonizando el primer tiempo, Montero entró a la carrera por la derecha y su remate volvió a encontrar la red adversaria: 2 a 0. Y así se fueron a los vestuarios.
Cuando volvieron, la cosa fue diferente: “A mi juego me llamaron”, dijo el Tate. Se abroqueló atrás y contragolpeó, pero sin enloquecerse; tocó y tocó, yendo y volviendo, congelando el partido y mostrando que era superior a su rival. Y, el 2 a 0, que parecía exagerado en el primer tiempo, resultó exiguo al final del encuentro.
En el último cuarto de hora Kudelka mandó varios relevos, cuidando piernas y tarjetas amarillas en el límite: Montero, Cárdenas y Quiroga fueron reemplazados por Fioretto, Maidana y Zárate. Los cambios no afectaron la fisonomía del partido: Unión era y siguió siendo más que su rival.
Durante todo el día había estado algo nervioso, como estudiante antes de un examen ¿Por qué? ¿No jugábamos, los Tates, primeros en la tabla, contra uno de los últimos? Precisamente: ese era mi temor, porque un equipo necesitado, desesperado, es siempre rival de riesgo: aunque no juegue muy bien, a veces eso empareja bastante las acciones.
Y ahora, que todo pasó, cuando debería disfrutar por haber quedado, temporalmente, solos en la punta, todo me parece muy lógico y reniego de mi preocupación previa al partido. Me parece que, ahora, el problema soy yo.
A ver… pensemos: Unión ganó; aumentó la diferencia entre goles a favor y en contra; Quiroga está a dos tantos de Gigli, (que hizo uno de penal) y le pasó la preocupación a los de Rafaela. ¡Estamos primeros! ¡Unión viejo y peludo, nomás!
“Que lo parió”, dijo “el Mendieta” ¿Quién lo conforma a este tipo?
El Giorgio
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