31 / 3 / 11. Patronato 1, Unión 2
Pitos, bocinas y bombas; cánticos y gritos de algarabía por doquier. Hace más de media hora que terminó el partido y la algarabía en las calles es tan grande que resulta difícil imaginar cómo sería si se festejara el ascenso.
No hablemos ya del estadio Malvicino, donde muchos unionistas vieron el partido en pantalla gigante; ni de las avenidas y bulevares que parten del 15 de Abril. Por las calles circulan automóviles con banderas rojiblancas, haciendo sonar sus bocinas, con gente gritando a todo pulmón su alegría. En bares y pizzerías, en cada local que tiene mesitas en su vereda, grupos de jóvenes cantan y vivan a Unión. De pronto alguien se aparta, va hasta el centro de la calzada y desde allí proyecta una bomba de estruendo, que asciende - ¡si, asciende, como un presagio! - en el cielo azul y estrellado de un otoño primaveral, para estallar en lo alto, dibujando un nubecita de humo gris que se desplaza y diluye lentamente en medio de la noche calma.
Disculpen. Yo también me siento eufórico y por eso escribo pavadas.
No fue fácil esta victoria. Los entrerrianos pusieron mucha presión y entusiasmo. Corrieron, saltaron e hicieron todo lo que saben, pero no alcanzó. Les faltó imaginación, calidad y orden para que fructificara su esfuerzo.
Y claro: enfrente estaba la férrea defensa tatengue, que apeló hasta a la acrobacia para sacar pelotas del área. Y estaban esos carrileros -Velázquez y Montero- que cuando se llevaron raudamente la pelota y “centrearon” con cierta facilidad, habilitaron a Quiroga para que éste convirtiera dos veces: una con cada carrilero, los goles que a la postre decretarían el triunfo.
Otra vez sufrimos bastante. Ya nos tienen acostumbrados a eso los “Caballeros del infarto”, que ahora con mucha tranquilidad, como quienes se saben mejores, no se desesperan y aguardan el momento justo para meter una estocada a fondo y marcar.
No fue hoy, la actuación de Unión, de las más brillantes, ni mucho menos. Pero igual le alcanzó para mostrarse superior al rival, dejando al final la imagen de un equipo seguro, que sabe lo que hace dentro de la cancha.
No haremos nombres. No hace falta ni sería justo.
Y ahora, tranquilicémonos un poco. Enfriemos el entusiasmo y saquemos cuentas: entre Unión y el tercero hay hoy 14 puntos de diferencia; que, en el peor de los escenarios, se reducirán a 11 cuando se complete la fecha. Y después quedarán 11 fechas por jugar. ¿Quién podría impedir que Unión ascienda? ¿Un tsunami? ¿Un terremoto? Nada de eso.
Pero como dijéramos hace poco, “el que se quema con zapallo, sopla hasta la sandía”. Y nosotros sabemos mucho de fracasos impensados. Seamos cautos, porque -matemáticamente- hay que disputar aún 33 puntos. Y debemos obtener 23 para estar seguros, siempre que el tercero consiga los 33 que faltan. Lo cual también es algo difícil ¿No?
Pero también tenemos derecho a soñar: el ascenso está a la vista. Sólo falta llegar. Unión viejo y peludo, nomás.
El Giorgio
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