SE GANÓ Y BASTA

Ese era el objetivo: ganar. Se consiguió y punto.
De nada vale jugar muy bien si se sale perdiendo o empatando, que en este caso pondría en serio peligro la posición de privilegio que Unión ostenta. No obstante, conviene tomar nota de los defectos para corregirlos de aquí en más.
Desde el principio se notó el excelente estado físico del plantel. Eso permitió que la extrema defensa respondiera con seguridad, especialmente ante algunos desacoples que hubo  -en el primer tiempo- entre las dos líneas de cuatro (se jugó casi todo el partido con un 4-4-2).
La primera intervención de Limia, a poco de iniciado el match, fue una excelente “volada” para sacar un balón que tenía destino de red, dirigido a su palo derecho. Los jujeños entraron inspirados y su ataque superó en varias ocasiones las marcas del medio campo santafesino. Por eso, la tan oportuna cuan temprana atajada del arquero dio confianza al resto del equipo. Había seguridad en el arco, cosa que ratificó luego en cada intervención.
Salvo varias corridas veloces del “Coqui” Torres, Unión careció de claridad en los tramos finales del ataque, llevando poco peligro al arco adversario pese a los buenos intentos de Cólzera y hasta algunas lucidas jugadas de los mediocampistas atacando.
Cuando las cosas se estaban poniendo vidriosas para Unión, llegó el oportuno gol de Cólzera, a partir de un corner servido por Donnet y tras varios rebotes, incluyendo una salvada desde la línea,
Una vez en ventaja, el Tate trató de retener el balón y enfriar el juego. Así se llegó al final de la primera etapa, con un “score” favorable a Unión pero poco convincente, ya que los de Jujuy habían mostrado más habilidad atacando con bastante frecuencia.
Seguramente en el vestuario tatengue hubo indicaciones para corregir los desacoples antedichos, que ya no se notaron en la segunda etapa. Los de Gimnasia se fueron cargando de tarjetas amarillas, aunque el árbitro no advertía los empujones y “agarradas” a Cólzera con la finalidad de hacerlo “calentar”. A punto estuvieron de conseguirlo, por lo cual Alí lo reemplazó por Rosales. Éste cumplió con bastante acierto la función de “punta”, que no es lo suyo, y llevó peligro al arco contrario.
Donnet estuvo desacertado en algo que es su fuerte: le faltó precisión en los pases finales y desaprovechó algunas oportunidades de poner en serio peligro al arco jujeño.
Ante el juego brusco y con intenciones tácticas, Alí efectuó otros cambios: por ejemplo, puso a Pagés, que respondió acertadamente el poco tiempo que jugó. Llama la atención que no se insista con este hombre, que siempre que entró jugó bien.
El arbitraje tuvo varios desaciertos, cobrando infracciones inexistentes, amonestando a Saucedo por una supuesta mano casual en el mediocampo y dejó pasar por alto los tackles altos y empujones a los delanteros unionistas.
Cuando ya se jugaba descuento, un tiro libre para el Lobo, desde fuera del área, nos hizo “alambrar”. Por suerte el remate fue desviado.
Y así, una vez más, los “caballeros del infarto” ganaron con lo justito un partido que pudo serle más favorable, sin desmerecer la buena actuación del rival en el primer tiempo.
Por eso decimos: había que ganar: se ganó… y punto.
Entretanto, veremos qué hacen nuestros escoltas.

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