OTRO TRAGO AMARGO


Y peor que el anterior, en el 15 DE ABRIL.


Porque era imperioso ganar, los jugadores querían ganar, pero casi todo salía mal. Si hubiera tenido la paciencia de contabilizar los balones que, saliendo de los pies o de la cabeza de nuestros jugadores iban a parar a un adversario, nos asombraríamos. Menos mal que no los conté.


Casi nunca un delantero unionista recibió una pelota en situación propicia para convertir. Los tucumanos desperdiciaron varias, lo que significa que a veces llegaban a fondo. Por suerte para Unión, fallaron en la definición.


Nuestros atacantes recibían, cerca del área, marcados a fuego. Los tucumanos, sin marca. Tan mal les fue a los nuestros, que si -en lugar de un partido oficial se hubiera tratado de un amistoso para probar jugadores- varios de los consagrados habrían sido descartados a partir de su actuación.


Tras el triunfo sobre los jujeños escribí un artículo titulado “El cuarteto de la muerte”, en referencia a Unión y sus 3 seguidores inmediatos, imaginando un cabeza a cabeza de los 4 hasta definir quién ganaba el ascenso directo, qué dúo jugaría la promoción y quién, sin chance, quedaba en 1ª B. Por prudencia esperamos el partido con Tiro Federal y -aunque el cuarteto siguió en pie- pasamos del 2º al 5º lugar en una sola fecha, mientras Quilmes y los rafaelinos insinuaban un acercamiento. Por eso era imperioso volver a ganar.


Creo que, jugando así, lo del “Cuarteto de la muerte” no resucitará.


Archívese y olvídese, nomás.

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