12/5/11: Belgrano 3, Unión 2
- ¿Crees en brujas, Manuel?
- ¿Yo, señor? ¡No señor, porque es pecado! ¡Pero haberlas, si, las hay! (antiguo dicho español)
Ustedes pensarán: ¿Y esto? ¿Qué tiene que ver con el partido? Pues, entérense.
En medio de la serranía cordobesa había una cabaña de cuya chimenea salía una columna de humo celeste (como la camiseta de Belgrano). Activamos el zoom y nos fuimos acercando. En el interior, una inmensa olla negra borboteaba sobre las llamas que surgían de los leños. De allí salía el humo celeste. Y ahí vivía un brujo.
Cada tanto, el brujo vertía en la olla una jarra de líquido blanco y otra de color rojo; de inmediato surgían vapores celestes que se elevaban hacia la chimenea. Lu ego se apartaba unos pasos y se acercaba a una mesita en la que estaba su bruji-televisor. No era un televisor cualquiera: tenía pantalla de “telgopor líquido”. Y allí veía el partido que jugaban Belgrano y Unión.
- ¡Adeelante, adeelante! / ¡Quee meta un gol “el Piicante”! gritó el brujo, hablando en “cordobé”.
En la pantalla de telgopor se veía cómo Pereyra aventajaba a Barisone mientras Limia salía del arco. El brujo tomó un alfiler y lo clavó sobre la figura de Limia, que quedo “clavado” a mitad de camino. El Picante la levantó por encima del arquero y ¡Gol de Belgrano! 1 a 0.
- ¡Jaaa, jaaa, jaaa! Sooonaste, che, Taaate! Cada tanto vertía otras dosis de los líquidos rojo y blanco y surgían enormes oleadas de humo celeste. En la pantalla se veía que a los de Unión no les salía bien ni una jugada y Kudelka se desgañitaba dando instrucciones hasta que terminó el primer tiempo. El brujo descorchó una botella de vino y se tomó un vaso.
Comenzó el segundo tiempo, vinieron los cambios en Unión y asomaba una reacción tatengue.
- ¡Aah, no! Dijo el brujo. ¡Aunque no haay luna nii sol / quiero que Aandrizzi haga uun gol! Dicho y hecho. Avance de Belgrano, centro, cabezazo de Andrizzi y 2 a 0.
- ¡Ia eestá! ¡Falta pooquito! ¡Vamo a briindar por Beelgrano! Festejó. Se tomó otro vaso de vino y salió a ver el cielo nublado.
Mientras él no estaba, en menos de 5 minutos, Rosales y Velázquez empataron el partido. Al oírlo, volvió furioso, echó dos damajuanas de líquidos rojo y blanco y volvieron a surgir enormes columnas de humo celeste que llenaron la habitación. El brujo saltaba y gritaba:
- ¡Vamos Beelgrano, adeelante! /¡Meeté otroo gol, che, Piicante”! Y así fue. Cuando faltaban cuatro minutos, Pereyra la embocó de nuevo. No contento con eso, el brujo empezó a clavar alfileres en la pantalla sobre jugadores de Unión. A cada pinchazo, el árbitro expulsaba a un jugador tatengue. ¡Jodete! ¡Jodete! / ¡Unión quedó con siete!
……………
Cuando falla la lógica, la razón desobedece y reina el caos, resulta imposible explicar lo de Unión ¿Habrá que pensar en causas sobrenaturales?
Pero, a pesar de todo, me imagino al negrito Jonatán, diciendo:
- ¡No importa, loco! Hicimo do gole en cinco minuto ¿Vite? ¡Todavía no no alcanzaron! ¡El jueve lo agarramo a lo tucumano de San Martín y le metemo cuatro! ¡Unión viejo y peludo, nomá!
El Giorgio
Expulsados: ST 43’ Vidal (U), 47’ Fioretto (U), 49’ Soto Torres, 50’ Velázquez (U).
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