Caballeros del infarto

19 / 5 /11: Unión 2, San Martín (T) 1
            Durante el partido pensé que iba a titular esta página: “San Unión”: por el gol en contra de los tucumanos, el penal que le dieron y convirtió el Tate, el gol mal anulado a los de San Martín y el penal que éstos erraron. Todo salía a favor de Unión.
            Pero en la segunda etapa, pese a haber errado un penal, los tucumanos descontaron y se adueñaron de la pelota y del juego. Unión se defendia con uñas y dientes, pero parecía que el gol del empate rondaba la valla de Limia. Salvo algunos esporádicos avances tatengues, los visitantes parecían ser los candidatos al ascenso y el sufrimiento se hacía insoportable, pensando que otra vez íbamos a naufragar. Además, las amonestaciones  Zárate y Cárdenas crearán un serio problema para la próxima fecha, al jugar contra Central, en Rosario ¡Otra vez sin el “Changuito”, que da tanta seguridad a la defensa! ¡Que lo parió! diría “el Mendieta”.
            Hace ya mucho que al equipo tatengue lo vengo calificando de “Caballeros del infarto”. Si alguien se pregunta el porqué de ese mote, este partido lo mostró con creces. Aún ganando, no respiramos hasta el silbato final. Por suerte los tres puntos quedaron en Santa Fe: por una fecha más nos mantenemos en ascenso directo.
            Confieso que durante la semana había alimentado un creciente optimismo. Esta vez el triunfo debería ser de Unión. No hay mal que dure cien años, dice el refrán. Y así como cuando llevábamos 11 puntos de ventaja al tercero, admitíamos que íbamos a perder alguna vez, cabía ahora la presunción de “alguna vez tendremos que ganar”. Y cuando pensaba: Hoy es “San Unión”, parecía estar en lo cierto.
            Pero las declaraciones públicas del ex-árbitro Ruiz sobre sobornos, arreglos y otras lindezas me habían llenado de incertidumbre: ¿Entonces, esos “errores de arbitraje” que definieron partidos no fueron casuales? Y recordé las evasivas y dudosas respuestas de muchos dirigentes, remisos a aplicar tecnología como ayuda y control los arbitrajes. ¡Claro! Pensé. ¡Si hubiera control no podrían hacer sus “negocios”, como dijo Ruiz! ¿Cómo afectaría eso al partido de Unión? ¿Tendría un arbitraje “limpio”, para despejar sospechas? ¿O se repetiría la historia sucia? Con esa duda esperé el encuentro.
Y tras el gol tucumano volvieron las dudas, las “alambradas” y la sensación de pesadilla interminable. Entonces mi memoria rescató el título que alguna vez les dí a los muchachos: “Caballeros del infarto”. Terminé mirando el reloj, deseando que acabe el partido y con él el sufrimiento.
Destaco la actitud de los jugadores tatengues. Dieron todo, aunque a veces las cosas no les salieran bien. Rescato su honradez, voluntad, esfuerzo por ganar ¡Cuánto cuesta levantar la autoestima! Me permito acotar que el aspecto emotivo-psicológico de los jugadores fue citado especialmente por el “Loco” Bielsa, en su charla del viernes 13 en Santa Fe. Por eso, es fundamental haber cortado la racha de derrotas, aunque el Unión deseado - que había aparecido durante unos 10 minutos ante Belgrano - ahora se manifestó durante casi todo el primer tiempo.
Mientras cavilaba sobre lo que acabo de escribir sonó el teléfono. Era el negrito Jonatán:
-          ¿Vite, loco? ¡Vamo safando, vamo! ¡A lo sanjuanino le volvemo a yevá cuatro punto! ¡Y si no le ganan a Aldodivi se quedan ahí nomá! ¡Ojo, que juegan en Mardel, loco! ¡Ahora le tenemo que ganá a loj de Central y chau! ¡Unión viejo y peludo, nomá! 
El Giorgio

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